Con motivo del aislamiento preventivo decretado por el Gobierno Nacional, en respuesta de la emergencia sanitaria debida al COVID-19, la mediana y gran industria se ha visto afectada en un decrecimiento importante en sus niveles de producción, pues no todos los sectores industriales se encuentran exentos de las restricciones del decreto 457 de 2020.
La demanda energética nacional está compuesta por un 70% demanda regulada (hogares y pequeña industrias y comercios) y un 30% demanda no regulada (grandes consumidores). El comportamiento de la demanda de energía eléctrica a partir del 16 de marzo, 10 días después del primer caso de coronavirus en el territorio colombiano, ha presentado una disminución de 0.95 puntos porcentuales para la demanda regulada, mientras que la demanda no regulada se ha reducido en 2.5 puntos porcentuales por jornada.
El decrecimiento en la demanda energética se vería marcada en una disminución del PIB. De acuerdo con la tasa de crecimiento de 3.5%, expectativa de Fedesarrollo, éste mismo declaró que en un escenario optimista se podría esperar una tasa entre el 1.2% y 1.5%; sin embargo, en caso de que la crisis por el COVID-19 se postergue, el PIB podría caer al 0.4%. La Asociación Nacional de Instituciones Financieras indicó que la reducción podría dejarlo en un 0.5%.