Las energías renovables no convencionales se consolidan cada vez más en las matrices de generación eléctrica de los países de todo el mundo, esto debido a que su competitividad es cada vez mayor y la inversión en este tipo de infraestructura muestra un comportamiento de economía de escala.
Colombia recientemente ha implementado medidas importantes para el ingreso de estas tecnologías a su parque de generación, como lo han sido las subastas de cargo por confiabilidad y de largo plazo realizadas en el año 2019, las cuales permitirían que en el 2022, este tipo de fuentes de energía renovable no convencional, representen cerca del 12.6% de la matriz eléctrica del país, lo que podría significar una reducción de nueve millones de toneladas de emisiones de CO2.
El desarrollo de los proyectos adjudicados en dichas subastas es un proceso que tiene la lupa del sector, pues además de las diligencias en materia social con las comunidades, y ambiental con las entidades respectivas, sumado a los retos en la entrega de equipos, debido a la coyuntura del COVID-19, genera preocupación por posibles retrasos retrasos y conexión de este tipo de proyectos al Sistema Interconectado Nacional (SIN)”.
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Imagen: Archivo El Espectador